El desarrollo humano depende fundamentalmente de las ideas, valores, prácticas,
relaciones e instituciones comunitarias y sociales en las que
crece la persona,
la escuela incluida.
Las ideas y valores (la cultura) de la comunidad funcionan como expectativas que la
persona debe aprender, es decir interiorizar por medio de la interacción social. Las expectativas sociales se
convierten en necesidades, intereses y capacidades que nos definen como seres
humanos. El principio de la esperanza en el que nos hemos formado nos dice que
aunque el ser humano está condicionado por su ambiente socio-cultural, puede mediante su pensamiento y acción entender, criticar y transformar su
relación con dicho ambiente y con ello a sí mismo y a su ambiente.
Iniciamos una nueva
centuria en medio de profundas transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales. La situación de crisis de valores que afecta a nuestra sociedades y que toca de cerca a nuestros niños y jóvenes , en muchas ocasiones tiene
por consecuencia el desarrollo de actitudes y comportamientos alejados de valores
morales, éticos y cívicos tradicionalmente tenidos en alta estima por nuestros pueblos.
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